Bien lo dice el conocido dicho popular: "No hay peor ciego que el que no quiere ver". Y es que, para la mayoría, no resulta fácil mirarse al espejo, aunque sí nos parece más cómodo mirar por la ventana lo que hace el vecino. Incluso cuando nuestro error está justo frente a nuestras narices, muchas veces es más sencillo notar lo obvio en el pecado del otro. Por eso llegamos a pensar que nuestro pecado es menos grave que el del hermano, porque creemos que nosotros sí podemos "ver" cuán ciegos están los demás.

Scripture References: Matthew 7:1-6

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Notas del Sermón y Tarea